Ecologismo Interior
Saber cómo funcionan tus sentidos es clave para comprender la naturaleza transformadora del proceso creativo en tu vida.
En cuanto al oído, los diferentes tempos, idiomas y niveles de sonido afectan tus emociones, actividades mentales y reacciones físicas. Investigadores de la Universidad de Standford en California utilizaron máquinas de electroencefalografía (EEG) para medir la actividad de las ondas cerebrales de quienes escuchaban música a 60 latidos por minuto y vieron que las ondas alfa en el cerebro se sincronizaban con los latidos. La onda cerebral alfa está relacionada con la relajación. Un latido más lento puede sincronizar la onda cerebral delta y ayudar a conciliar el sueño.

Nuestro cerebro también reacciona químicamente a la frecuencia, la vibración y el tono, y estos desencadenantes químicos pueden alterar drásticamente el estado de ánimo, la percepción e incluso tratar dolencias neurológicas y emocionales.
Los receptores del tacto en la piel se conectan con las neuronas de la médula espinal a través de los nervios sensoriales que llegan al tálamo en el medio de la cabeza en la parte superior del tronco encefálico.

La información sobre el tacto y la textura se transmite a la corteza somatosensorial, ubicada en el lóbulo parietal. La corteza somatosensorial es fundamental para el procesamiento del tacto. Las neuronas que procesan el tacto en el cerebro reaccionan de manera diferente a las diversas características comunicadas por los receptores. El tacto es uno de los vehículos de comunicación cognitiva más poderosos. Fue uno de nuestros primeros sistemas sensoriales en evolucionar. Compartimos nuestros sentimientos y emociones a través del simple acto de tomarnos de la mano o compartir un abrazo. El tacto cambia rápidamente nuestra neurobiología y estados mentales al liberar el neurotransmisor denominado oxitocina, que además de ser la hormona del amor, también se atribuye al sentimiento de confianza, generosidad, compasión y disminución de la ansiedad. Estudios recientes han encontrado que nuestro sentido del tacto no solo estimula la corteza somatosensorial, sino que involucra regiones del cerebro que procesan señales visuales.

Tu olfato, gusto, visión, oído y tacto producen reacciones biológicas a velocidades asombrosas. La audición se registra en unos 3 milisegundos. El tacto puede registrarse en el cerebro en 50 milisegundos.

Los neurocientíficos cognitivos creen que solo somos conscientes del 5 por ciento de nuestra actividad mental. El resto de nuestra experiencia física, emocional y sensorial vive por debajo de lo que realmente somos conscientes. Tu cerebro está produciendo estímulos constantemente, como una esponja, absorbiendo millones de señales sensoriales.

En conjunto, el lóbulo frontal es responsable de funciones ejecutivas como la planificación, la atención y la emoción. El lóbulo temporal, donde se ubica el hipocampo, se encarga de fabricar los recuerdos. El lóbulo parietal alberga la corteza somatosensorial, donde se recibe e interpreta la información sobre las sensaciones corporales, como el tacto y el dolor. El lóbulo occipital procesa las imágenes visuales. El cerebelo controla el equilibrio, movimiento, coordinación y formación de hábitos. Eso significa que el cerebelo es responsable de una forma de memoria procesal que le permite a su cuerpo repetir movimientos sin tener que volver a aprenderlos, como por ejemplo,  caminar. Ninguna región trabaja de forma aislada, todas cooperan para que los cuatro funcionen de la mejor manera.

Dentro de los lóbulos del cerebro hay una serie de estructuras que juntas forman el sistema límbico y sustenta la emoción y el comportamiento. Aquí es donde viven los instintos de huida, estado de shock o lucha. El sistema límbico también está formado por estructuras que mantienen tu cuerpo en homeostasis, que es la capacidad del organismo para presentar una situación físico-química característica y constante dentro de ciertos límites, incluso frente a alteraciones o cambios impuestos por el entorno o el medio ambiente.

Tu sistema límbico, donde se encuentra el hipotálamo, maneja la frecuencia cardíaca, la temperatura corporal y la presión arterial. El tálamo transmite información sensorial por todo el cerebro y cerebro está comunicado con la médula espinal.

El sistema nervioso está formado por estructuras dentro del cerebro y la médula espinal. Se divide en dos partes: sistema nervioso simpático y parasimpático. El sistema nervioso simpático es el que te prepara para la acción, estimulando reacciones como lucha o huida. El sistema nervioso parasimpático rige el descanso y restablece funciones como la digestión.

Fuente:
Your Brain on Art. How the Arts Transform Us. Susan Magsamen and Ivy Ross. Ed. Canongate. Uk. 

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